martes, 16 de marzo de 2010

Vino 21Ene10

Fue entonces que recordé lo feo que es necesitar porque había andado como olvidada, o mejor dicho negándome la necesidad pero al segundo también recordé porque le cerraba la puerta y es que sientes como si te caminara un escarabajo las entrañas mordisqueando todo y como que uno ya no puede dormir, ni comer, ni hacer bien anda, y nidan ganas de nada. Entonces digo no, no hay que llorar, por lo menos esta noche. Luego viene el dolor de cabeza y masticar chicle para que se olvide. Sí, es bien feo recordar los besos y sentir esa nausea desde la boca estomacal, no una nausea de asco, de esas ansiosas, esas que hasta marean.