lunes, 11 de octubre de 2010

Lo de siempre

Me duele la cabeza y siento al sueño batirse a duelo con el aferrado deseo, aferrado y masoquista deseo de no entregarme al sueñar, de permanecer penosamente despierta en una hora donde nada hago, porque ni pensar hábilmente consigo.
Me froto la cara, hago gestos y relamo mis labios una y otra vez.
Me condena una mezcla de recuerods inescrutables, sin pies ni manos, anacrónicos y sin ningún tiempo, ni siquiera una certeza de veracidad; se me licuan en la cabeza enredados con los deseos, deseos que de la misma manera son amorfos y nada legibles.
Esta soledad comienza a dañar mi razón y más aún mi descanso.

He pensado en ti

He pensado en ti
estos días con sus noches
He soñado contigo
sueños lucidos y subconscientes
He deseado me hagas el amor
una y dos veces
Necesito éso,
que me hagas el amor
que me hagas amor
así pausado,
suave,
amorosamente
pedazo a pedazo
Poco más de ti
para que hagas mucho más de mí
Abrázame

Yo me acuerdo bien

Recordé en medio de la cocina aquel amor, aquella vez.
Estuve muy enamorada, con un amor casi adolescente todavía y es que en realidad mi corazón era muy joven aún.
Recuerdo bien y hasta siento el sentimiento; me recuerdo la sonrisa, esa inagotable energía que me hacía correr de aquí para allá, porque era feliz, porque andaba dopada de amor, llena de amor hasta el último de los cabellos.
Recuerdo ese insomnio de emoción, esos sueños de locura y ávidos de pasión; también recuerdo a esa maldita necesidad casi incontrolable de ti, de sentir no poder respirar sin ti, esa ansiedad que picaba mi piel de tanto amor, porque era mucho amor, era demasiado amor, tanto amor que no me cabía en las entrañas, que se me desbordaba y entonces se me hacían nudo los intestitno, se me acalambraban los dedos y en verdad me faltaba el aire; la piel se abría y la sangre roja roja, roja y muy espesa escurria hasta devolverme a la paz, a las mariposas estomacales, a lo bonito que tenía estar enamorada.
Fue después de ti, de ese enamoramiento desmedido que no he vuelto a enamorarme.

domingo, 1 de agosto de 2010

Mirarlo despierta

Hazme el amor ráfaga estúpida, psique imaginativa ensoñada. Vuelve a ésta, que es la única que tenemos, que respiro con cada orgasmo que me pones en la boca. Salte de allí, divorciate de las sábanas, húndete tanto como puedas a esta realidad, en esta verdad que peca de antónima. Dame todo eso que no puedo oler ni compartir. Premoiciones volubles entréguenme la medula mágica.

martes, 16 de marzo de 2010

Vino 21Ene10

Fue entonces que recordé lo feo que es necesitar porque había andado como olvidada, o mejor dicho negándome la necesidad pero al segundo también recordé porque le cerraba la puerta y es que sientes como si te caminara un escarabajo las entrañas mordisqueando todo y como que uno ya no puede dormir, ni comer, ni hacer bien anda, y nidan ganas de nada. Entonces digo no, no hay que llorar, por lo menos esta noche. Luego viene el dolor de cabeza y masticar chicle para que se olvide. Sí, es bien feo recordar los besos y sentir esa nausea desde la boca estomacal, no una nausea de asco, de esas ansiosas, esas que hasta marean.