jueves, 26 de febrero de 2009

Ecos sombríos, la danza de lo oculto.
Nuestro recuerdo continua bailando
Sin cansarse, sin fastidiarse, ahí andan esos imaginativos espectros; en ningún tiempo, en ninguna era. Ellos entre cristales y manchas, yendo de aquí para allá, tocando fibras, levantando polvo negro, removiendo cielo.
Extienden los brazos y se van, no miran a ningún lado, no piensan en nadie más , simplemente danzan, como condenados, como maldecidos .
Poco a poco van perdiendo rasgos sus grisáceos rostros.
Sin sol ni Luna
Tan irreales como poéticamente siniestros
Están juntos sin estarlos, descalzos , casi desnudos, despedidos del olvido, adheridos a la nada,bailando la misma melodía, reductos de un par de razones aferradas, suspiros de una vida sin memoria .
¿En qué Luna nacieron? ¿De qué herida se escaparon?
Han sido ignorados por sus corazones…. Sin destino ... Sin deseo …..

A mi Escritor

Mi historia escrita por un amargado escritor
Este cuento está alejado de príncipes y hadas
Furioso tomo papel y tinta de mí
Enojado escribe a diario mis Lunas
Princesa bizarra sin castillo ni corona
¿Qué culpa hay en mí de tener por creador un alma tan amargada y rencorosa?
Sus penas las venga en mi historia
De poco a poco y sin ser diseñada
Aprendí a mirar las bellezas en este mundo que aun no sé si es real
Robe la esencia de algunas personas
Logre sonreír aunque casi rompiera la hoja
Toque las fibras invisibles del “Amor”
Casi rose el paraíso por segundos
Como regalo han aparecido ángeles sin alas
Y aunque siempre se marchan
Hurte un pedacito de sus almas
Todos los coci a lo que llaman corazón …

Que le llegue el Amor
Que conozca el Perdón
Que se deje inundar por la paz
Es todo lo que pido para mi fatigado Autor

a esa vieja amiga ...

Miraste hacia adentro de esos helados ojos del corazón abandonado y entonces pudiste cerrarlos, cociéndolos con hilo de pestañas.

Regresaste al sueño que se escondió en las sabanas rojizas del rincón de aquella casona donde solías abandonar al mundo entero, como queriendo borrar los folios memoriales de viejas suertes, de charcos de agua pasada.

El dolor termina alcanzando esas maliciosas manos que inútilmente te esfuerzas en ocultar; ya luego será el pequeño hoyo negro entre los pechos quien te obsequiara la sal de despinte la fachada.

Nunca la costumbre encontraras en esas rocosas líneas indeseables y necesarias, sin embargo adicto a ellas te veras.